viernes, 5 de noviembre de 2010

Esperanza en el mañana

Gracias al desarrollo tecnológico y a la globalización los seres humanos migramos más fácilmente que hace unos cuántos años atrás. Sin embargo, la integración no siempre es fácil. Muchas veces –como ha sido el caso de Milagros Campos, directora de teatro peruana residente en Zurich– tenemos que hacer frente a numerosos obstáculos: un clima diferente, nuevas costumbres, una nueva lengua.

Con la experiencia del pasado y la visión del futuro creamos un nuevo presente. Aprendemos la lengua del país, nos adaptamos a un nuevo modo de vida, tejemos una sólida red de amistades. Cuando hemos alcanzado la cima de nuestras metas, la vida nos indica, primero tímidamente y luego con mayor insistencia, que ha llegado el momento de alzar el vuelo.

Hoy me toca preparar mi partida de Suiza. Contemplo la alfombra de hojas entre amarillo y marrón que cubre el césped, el manto verde de eterna esperanza de los pinos, el lago salpicado de diminutas estrellas, las altas montañas que, ansiosas, esperan la corona blanca con que cada año las unge la Naturaleza.

Y cuando la nostalgia me lame el alma, mi natural optimismo sale a flote y me sopla que en mi nueva morada no habrá lagos salpicados de estrellas sino mares esparcidos de soles y que el manto de la Naturaleza será de brillantes colores. Luego agrega que, aunque la profecía no se cumpla al pie de la letra, al menos tendré el inigualable regalo de vivir una nueva experiencia.

Mundo Hispánico
Noviembre 2011