martes, 1 de diciembre de 2009

Escuchando nuestro corazón

Muchas veces nuestro corazón nos advierte que debemos cambiar la dirección de nuestra vida, pero nuestra mente, condicionada por las convenciones de la sociedad en que vivimos, nos frena.

Esto sucede con frecuencia en las parejas. Caminamos armoniosamente al lado de nuestro(a) compañero(a) pero después de un tiempo sentimos que nuestro camino a su lado ha terminado. La complicidad, el compartir descubrimientos existenciales y de otros tipos se disipa, pero continuamos en la relación para no herirnos, sin darnos cuenta de que al seguir atados morimos día a día y nos llevamos a la tumba a nuestra pareja.

Con el paso del tiempo y el freno que “nos impone” la sociedad, comenzamos a sentirnos amargados y explotan las ácidas disputas que por lo general nos llevan a un divorcio en que al parecer la meta fuera herir al otro.

Si tomáramos la costumbre de escuchar nuestro corazón, podríamos utilizar la energía perdida en disputas en explorar nuestro interior, conocernos, amarnos…

4 comentarios:

Juan Antonio dijo...

Maritza:
Estoy de acuerdo. Los casos que refrendan tus dichos son innumerables.
Comprendo, también, que lo esencial es caminar hacia la unidad de propósitos--sin que ello implique la anulación de las singularidades--, pero lo esencial es mantener la vigilia acerca de metas largas. Cuando uno, o los dos, privilegian "sus vidas", comienza una declinación sin vuelta.
Como sea que fuere, este asunto tiene muchas aristas.
Un abrazo
Juan Antonio

Anónimo dijo...

Yo pienso que en tu artículo hay muchas verdades. Y que no son muchas las parejas que tienen el coraje de poder enfrentarse a esa realidad y tomar una desición de dar por terminado un camino que se creyo seguro por muchos años. Châpeux! a los que lo logran!

Anónimo dijo...

Maritza:
Lo que expones en tu articulo es un excelente análisis de la situación de muchas parejas. La consecuencia de esta situación la compararía con un cáncer, el cual al principio es pasivo y benigno. De allí, la dificulta de detectar y diagnosticar su existencia, dando como resultado no poder prescribir un tratamiento apropiado para su posible cura.
Encontrar el tratamiento apropiado para tratar este cáncer, es todo un reto para las parejas, porque las causas siempre viene de los dos.
Estimo que el escuchar al corazón es muy importante pero no basta. La conciencia, condicionada por los contratos sociales tiene un papel importante en la toma de decisión, para tratar la enfermedad. No soy partidario de que se tomen tratamientos radicales, como el divorcio en primer lugar, sin antes haber intentado de utilizar otros tratamiento, preventivos o curativos.
El amor, los deseos, las motivaciones hay que alimentarlo constantemente, con nuevas recetas.
Si consideramos que, por mas años que pasamos juntos con una pareja, nunca terminamos de conocerla, el explorar esos rincones desconocidos, sería un motor de motivación en las relaciones. Esto nos evita caer en la rutina, la cual es uno de los principales culpables de la aparición de este cáncer en el seno de la pareja.

kum dijo...

el problema es mucho más profundo, nuestra sociedad es una sociedad enferma, como dice David Loy "hemos dejado de ser ciudadanos críticos para ser consumidores insatisfechos" y "consumimos, de forma insatisfecha una pareja". La llamada sociedad occidental debe interiorizar profundamente cuales son las auténticas necesidades del individuo y que es lo que realmente le frena en logro de las mismas. Hace ya un par de años participé en un grupo de Constelaciones Familiares:Una mujer creía que la única solución frente a la situación frustrante de convivencia que vivia en pareja, era la separación. Durante la sesión se descubrio que realmente el esposo no tenía ningun problema, que todo provenía de la relación insatisfecha de la cliente con su difunto padre. Cada individuo debe afrontar sus propios fantasmas. Pero en una sociedad frivola,simplista,egoista, superficial y la mas de las veces ignorante,como la nuestra, todavía estamos muy lejos de alcanzar una madurez que nos permita buscar la verdad y la realidad.