jueves, 7 de octubre de 2010

Pudor en el arte

Conocí a Marc Cem, pintor francés de corazón latinoamericano, el pasado mes de junio en el Centro cultural Tierra Incógnita, en Ginebra, cuando exponía parte de su obra en la serie de actividades dedicadas a Haití.

Al ver sus lienzos, con una caligrafía uniforme cubierta por un ligero velo de pintura, me sentí invadida por una suave nube de tranquilidad, similar a la que sentimos cuando recitamos ciertos mantras.

Frente a la que considero su obra maestra, “Besos repetidos”, me confió que esa escritura velada era su manera de codificar su intimidad.

Como escritora, por mucho tiempo yo también codifiqué mi vida interior. Lo hice por medio de una escritura en tercera persona, rehusando así implicarme en mis historias. Mi pudor era tal que preferí achacar a mis personajes muchas de las dolorosas experiencias por mí vividas. En esa época el miedo a la crítica me paralizaba.

Con el paso del tiempo y la extraordinaria exploración de mi universo interior logré ganar confianza en mí. Comencé entonces a escribir en primera persona.

Actualmente me siento libre de exponer a la luz pública mis ideas. Algunos apreciarán mi pluma, otros no, pero yo continuaré compartiendo humildemente mis descubrimientos existenciales.

Mundo Hispánico
Octubre 2010

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